El lector inspirado

El lector inspirado:

Un poeta –no les choquen mis palabras– no tiene como función sentir el estado poético: eso es un asunto privado. Tiene como función crearlo en los otros. Se reconoce al poeta –o al menos cada uno reconoce al suyo– por el simple hecho de que convierte al lector en "inspirado". La inspiración es, positivamente hablando, una graciosa atribución que el lector concede a su poeta: el lector nos ofrece los méritos trascendentes de las potencias y las gracias que se desarrollan en él. Busca y encuentra en nosotros la causa maravillosa de su admiración.

Paul Valéry, Teoría poética y estética (La balsa de la Medusa, Madrid). Traducción de Carmen Santos.

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